¡De la cama a la pared!

Adquirimos este cabecero de cama de 80 cm porque nos encantó su silueta...

¿Y recordáis esas molduras que eliminamos de un mueble de aglomerado? Pues nos quedaba una y nos venía perfecta para adornar este trabajo.

Cambiamos el aspecto de nuestro mueble con un buen lijado y pintura a la tiza color gris plomo. Sacamos  brillo y algo de su tono original con lana de acero y cera.

Unas perchitas plateadas que encontramos en Zara Home, dieron el toque final a nuestro mueble y...

... he aquí el resultado. 

Un estupendo perchero para decorar una entrada o un dormitorio con un aire romántico y funcional. 

¡Ya mismo encuentra dueño! ¿No os parece? Podéis verlo también en nuestra tienda Rastro con encanto.

Sparrows

Nos encanta Jack Sparrow... Sí, el pirata más estrambótico, ingenioso y embaucador del Caribe.... Pero no es de él de quién vamos hoy a hablar, sino de su apellido, gorrión en español. Este pequeño pajarito hacía las delicias del padre de una de nosotras. Mientras sus hijas se bañaban de la piscina de un club social de nuestra ciudad, él, que se negaba a perder su elegancia al despojarse de su ropa, prefería pasarse las horas sentado en la terraza-bar de dicho club hasta que sus hijas daban por terminado el baño. Una cervecita ("cañita", su diabetes no le permitía excesos), unas patatas fritas y a disfrutar viendo cómo los gorriones se le acercaban sin ningún pudor. Él alucinaba con el descaro con que se posaban en su mesa y tomaban con el pico los restos de patatas que caían sobre ella. O con qué gracia se bañaban en ese pequeño charco junto a las duchas... Y sí, lo hemos comprobado..., no hay nada tan hipnotizante como ver a estos pequeños pajaritos hacer su vida conviviendo con los humanos.  

Foto

Foto

Foto

Foto

Nos gustan los gorriones, pero no en cautividad. Por eso en casa los tenemos ambas... figuras con las que decorar cualquier rincón y hacernos recordar a quien, con una sonrisa en la boca, disfrutaba de la belleza de estas pequeñas aves.... ¡Si es que son monísimos! ¿O no?

Pai-pai

Cuando comenzó la invasión de restaurantes chinos en nuestro país era común que, al pagar la cuenta, tuvieran un detallito con el cliente. Una de nosotras frecuentaba uno, con su entonces novio, y los propietarios siempre agradecían la asistencia a su local regalando un pai-pai. ¡Y juntó unos cuántos! Como de eso hace ya la friolera de más de veinte años, estaréis con nosotras en que podemos considerarlos casi vintage... Porque, desde luego, cierto aire retro hemos visto en las siguientes propuestas decorativas con este modelo de abanico como protagonista. 

Foto

Foto

Foto

Foto

Un delicado detalle para dar un toque oriental a tu hogar. ¿Vosotr@s tenéis alguno?

Un cambio de look

Tuvimos la suerte de hacernos con este "tesoro" en un derribo. En realidad se trata de la tapa de madera de un cajón de persianas  a la que le vimos muchas posibilidades...

También contábamos con un mueble, muy coqueto él, pero de aglomerado. Al ser de este material teníamos claro que no lo íbamos a restaurar, sin embargo, sí tenía muchas cosas aprovechables, como los detalles que embellecían sus puertas o los tiradores.

Con la moldura del centro de la puerta, una tablita de madera, varias perchas y un espejo, transformamos nuestro hallazgo.

Una buena lijada, un par de manos de pintura Blanco Lino, y Gris Plomo para los detalles, barniz para proteger tras un ligero envejecido, y fin del trabajo.

Un gran perchero para la entrada o el dormitorio, con estante incorporado y espejo en el que darte un último vistazo antes de salir.

Un cambio de uso y de aspecto del que estamos orgullosas. ¿Qué os parece?

¿Quién es esta chica?

Pues eso llevábamos preguntándonos nosotras mucho tiempo, tanto como el que hace que descubrimos una foto con esta pintura. El mismo que hemos tardado en descubrir que se trata de una chica birmana llamada Saw Ohn Nyum, muchas veces inmortalizada por Sir Gerald Kelly (1879-1972), pintor británico conocido por sus retratos, sobre todo por los que os mostramos hoy, y que le hicieron famoso.

Ya desde la primera vez que la vimos, la belleza y la delicadeza de esta chica nos cautivó, seduciéndonos con su inocencia y frescura, su aire nostálgico, sus colores empolvados, su exótica elegancia y su toque vintage. Por eso no hemos parado hasta descifrar el misterio de su existencia y de su presencia en los más diversos hogares. 

Foto



Foto



Foto

Foto

Foto

¿Y vosotr@s, conocíais a esta chica?

Nacarados

Nos encantan los anacardos... Ir al cine y comprar cuarto y mitad de esos frutos secos va unido por obra y gracia del hambre que llevamos arrastrando con eso de los planes de adelgazamiento continuos (más una que otra... ¡qué coraje!) Y vosotr@s diréis... ¿de qué porras hablan estas hoy? Pues del nácar. ¿Que qué tienen que ver? Nada. ¡Nada de nada!, pero con eso de los cambios de palabras que empezamos en el post de las Matrioskas (matriarkas para Leticia de Sin Pereza..., katiuskas para Raquel de Manora...), hemos permutado algunas letras...  anacardos... nacarados... mismas letras, distinto orden, jeje. A lo que vamos, ¿os gusta el nácar?

Foto

Foto

Foto

Foto

Foto

Un elemento que ilumina con su belleza natural cualquier rincón. ¿O no?

Para el rincón de mi cocina...

Por regla general las cocinas de nuestro entorno vienen con los metros contados, y toda nuestra obsesión pasa por aprovechar el espacio lo máximo posible, con mueble de suelo a techo que cubran todas nuestras necesidades de almacenamiento. Así que poco margen queda para la imaginación, salvo en pequeños electrodomésticos, utensilios, accesorios y algún elemento decorativo. Precisamente este problema de espacio propició que una de nosotras necesitara encontrar "algo" para ganar un poco más de superficie de apoyo en la cocina de la playa. El único hueco con el  que se contaba era estrecho y bajo una ventana, y la solución llegó en forma de carrito auxiliar encontrado en una tienda online. Y parece mentira cómo este pequeño elemento consigue aportar a la decoración dinamismo y personalidad, rompiendo con la hegemonía impuesta, al resto del espacio, por los muebles tradicionales de cocina.

 Foto

Foto

Foto

Foto

¡Y aptos para cualquier estilo decorativo! ¿No creéis?

Para dormir la oreja

Otra vez volvemos a las andadas... Echamos de nuevo la vista atrás, a nuestros hogares de juventud donde los sillones orejeros ocupaban un lugar especial en cualquier cuarto de estar que se preciara de serlo. ¡Estaban rifados! Pero siempre solían tener un único dueño.... "¡Ahí no te sientes, que ese es el sitio de papá!" "¡Pero ahora no está, así que me lo pido yo!"... "¡Mamaaaá, la niñata se ha sentado en el sillón de papá!"... "Shhhh... Chivata, más que chivata..." Por supuesto, a papá no le importaba nada que alguien se sentara en él en su ausencia, pero cuando llegaba a casa después de un agotador día de trabajo, ¡ay de quién quisiera arrebatarle su santuario del descanso...

Foto

Foto

Foto

Foto

Foto

Y es que planchar la oreja en uno de estos es un placer de dioses... ¿No creéis?

Muy ligeritos

Una de nosotras tuvo una época "light". Todo lo que entraba por su nevera; la mantequilla, la mayonesa, el queso, la coca-cola, los yogures..., pertenecían al universo bajo en calorías. Una obsesión como otra cualquiera, (que nunca fue a mayores, gracias a Dios) pero que le permitía un índice de grasa corporal mínimo y un angustioso no bajar la guardia permanente con las comidas. ¡Y eso no era vida, mire usted! Variadas circunstancias de la misma corrigieron este rumbo espartano, menos mal, y ahora, una de nosotras ya no compra alimentos "light". Simplemente se deja llevar por una buena cena entre amigos, por una tarde de cine y palomitas en familia, por una cervecita (o dos...) en pareja para hablar de lo humano y lo divino. Y aunque se sigue cuidando, como todo en la vida, dentro de un orden. Que para sílfides, los auxiliares tan divinos que os enseñamos hoy, ligeros, etéreos, livianos a más nos poder. Chapa, tubos y rejilla metálica con los que decorar cualquier rincón con sorprendente vistosidad.

Foto

Foto

Foto

Foto

Foto

¡Nosotras los queremos todos! Pero, ¿dónde se conseguirá uno de estos...?